

En esa realidad, lo que importa son los cuadros de Van Gogh, el restaurante indonesio o el crucero por los canales. Y estudiarte bien la guía, para aprovechar al máximo y empaparse de todo lo que Ámsterdam ofrece.
Lo mejor? Deambular por las calles sin rumbo fijo, olvidar presiones de la vida diaria, que lo que ayer parecía importantísimo hoy cobre una perspectiva totalmente distinta, o ni siquiera eso, que no te acuerdes en absoluto.
Y lo peor? Volver a enfrentarte con la vida real! Y que sientas que todo te desborda al principio, todo el trabajo y el estudio esperándote. Poco a poco entro en la rutina, resuelvo expedientes pendientes, agarro los libros de nuevo, estoy cansada, rendida, pero también veo a amigos, sonrío con las caras de la gente a la que traje un detalle, con el mimosón de mi gato que estaba falto de cariño, me río con los hombres de paco, y me bebo una birra en mi sofá. Y recuerdo mis vacaciones en Ámsterdam, y sonrío. Después de todo, la felicidad está llena de pequeños detalles.
1 comentario:
hola susana
me alegro de verte por aquí de nuevo.
un abrazo.
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