Esta semana hemos presentado en España la
Plataforma para la Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos. 135
asociaciones de mujeres, sanitarias, sindicatos y otras organizaciones de
distintos ámbitos que nos unimos para apoyar el cumplimiento de estos derechos
ante la alarma y la preocupación que el Gobierno del Estado está provocando. Sus imposiciones ideológicas, a veces
escudadas en el argumentario de la crisis, como es el caso de las medidas
contra la educación y la sanidad públicas, a veces ni siquiera eso, como está
pasando con estos derechos, están afectando terriblemente la situación de las
mujeres en este país. Estamos, a golpe de normativa, retrocediendo desde posiciones más cercanas a la igualdad y la equiparación
de derechos, a unas mucho más regresivas y sexistas, a unas que, ingenuamente,
considerábamos ya parte del pasado.
En el caso de los derechos sexuales y
reproductivos, si bien lo peor parece estar en camino, ya están imponiendo su
modelo, obviando que hay una ley que los reconoce y garantiza. Desde el
incumplimiento más absoluto de las medidas en relación con la educación sexual,
hasta el impago por parte de los gobiernos autonómicos conservadores de lo
servicios realizados por las clínicas autorizadas para garantizar la prestación
sanitaria de interrupción del embarazo, reconocida como universal y gratuita
por el Estado español.
Queda aún tanto hasta que este Estado,
que se pavonea de ser tan desarrollado, cumpla en la práctica los derechos protegidos
por la legislación internacional referente a derechos humanos, y sin embargo
ahora nos dicen que van a eliminar la normativa actual, que al menos en el
plano formal suponía un avance sustancial, para IMPONER una confeccionada al
gusto de la jerarquía católica y de sus dirigentes más conservadores, una que
privilegie el desarrollo de un feto por encima de la propia vida de las
mujeres, privándonos de decidir sobre nosotras mismas, para mandar, también en
esta forma, sobre nuestros cuerpos. Y criminalizándonos, no sólo a través de
sus imposiciones morales como ya hacen, sino también convirtiéndonos en delincuentes
si nos atrevemos a salirnos de ellas.
Por eso nos hemos unido en esta
Plataforma, y por eso no nos vamos a callar. Pediremos el apoyo de toda la
ciudadanía progresista de este país, que sabemos que es mayoritaria; el de
todas las redes supranacionales, y el de un Derecho Internacional que nos
ampara, y seguiremos haciéndonos oír para frenar a esta derecha rancia,
arcaica, que se ha crecido con esta crisis de modelo y que la está aprovechando
para imponer, más que nunca, el suyo propio. Un modelo de desigualdad que
muchas y muchos queremos dejar atrás, donde debiera haber quedado, en un pasado
gris.
Nuestras madres lucharon por una sociedad
más justa, y las más jóvenes no vamos a permitir volver atrás. Sabemos ya muy
bien la moto que nos vendieron de sumisión y de inferioridad, y no la vamos a
comprar. Nunca más. Ni con crisis, ni con mayorías absolutas, ni con ninguna
otra excusa. Conceptos mucho más grandes, como los de igualdad, justicia
social, y derechos humanos nos amparan.
Os dejo algunas noticias sobre la presentación de la plataforma:
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