En el planeta donde vivo hay gente que vive al día, mucha gente que no llega al día siguiente y algunos que se pasan el día consumiendo-consumiéndose. Donde yo vivo hay unos que viven y otros que sobreviven hasta que mueren. De pena, de soledad, de hambre y de deudas, sí, también de deudas. Por ejemplo, si eres de Etiopía, las deudas se comen tu salud, tu educación y a ti si pueden.
Cada día salen de África 300 millones de dólares en pago por su deuda con los países enriquecidos (a su costa), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Una deuda ilegítima contraída por dictadores y corruptos.
En este paraíso de océanos y tierras que nos estamos cargando, cada minuto, algunos compran su 'derecho' a contaminar y se apropian de las emisiones de otros, les envían sus desechos, plantan sus fábricas que apestan humos infumables y les arrancan sus maderas, piedras y tierras. ¿Quién posee la tierra que vivimos prestada?
A las personas se les niega el derecho a la vida y se les desposee de sus libertades y su capacidad de decisión. Se saquea el planeta y aún se exige el pago de la deuda externa, una deuda pagada con creces. Dicen en el Sur: «No debemos, no pagamos». Y reclaman otras deudas: son sociales, culturales, ecológicas y humanas.
En estos días se debate en el Parlamento una Ley sobre la Deuda Externa y parece ser que es otra oportunidad perdida. ¿Hasta cuando lo vamos a permitir los ciudadanos?
¿Quién es el deudor y a quién se debe? ¿Quién debe a quién?
J. Álvarez
Cartas_Opinion/200603/06/HOY-OPI-152.html
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