22.10.10

Susana Martin Gijon, Reflexiones: En política

Susana Martin Gijon.

En política te encuentras con lo mejor, y con lo peor de la especie humana. Siempre lo he mantenido. Lo mejor, y lo peor, llevados al extremo.
Y yo he tenido la suerte de conocer las dos cosas. Y así, poder elegir con qué me quedo.

Y me quedo con la honestidad, con la sinceridad, con los principios, con la coherencia, con la capacidad de trabajo acorde a esos principios y a esa coherencia, con la lealtad, con el amor por uno mismo, por los demás y por lo que uno hace, y con la amistad, en su estado más puro, lejos de todos esos artificios que la alejan del concepto y la reducen a una palabra, más o menos vacía de contenido.

También he conocido otras cosas. He conocido la traición – más veces de las que habría deseado – he conocido la incoherencia, he conocido la mentira despiadada, aquélla supeditada a los intereses más bajos, el orgullo, la prepotencia, la envidia, la maldad, el deseo de hacer daño.

Lo uno, me enriquece. Lo otro, me endurece. Con ambas cosas crezco cada día.

Quienes me dan lo primero, con la generosidad que sólo cabe en los corazones más limpios, tienen y tendrán en mí la más absoluta, la más devota de las lealtades.

Quienes ponen ante mí lo segundo, querrían encontrar seguramente otra cosa, pero hallan mi agradecimiento por hacerme más fuerte, por hacerme superarme cada día, y mi deseo sincero de que sean capaces de mirar dentro de sí mismos, y acaben, así, algún día, resolviendo esas carencias, esos asuntos propios que, con odio y frustración, proyectan en otros. Porque el daño se lo hacen a sí mismos, por encima siempre del que le puedan hacer a aquéllos en los que proyectan sus debilidades. No os hacéis una idea de cuánto he crecido gracias a ellos. De cuánto me han facilitado apreciar a los primeros, de cuánto han hecho porque los comprenda a ellos, porque comprenda mejor al ser humano, porque no lo juzgue.

Aún así, me quedo con los primeros, y a ellos y a ellas, que no les digo lo importantes que son para mí, pero que lo saben, les dedico este post.

La política no es agradecida, por supuesto que no. Y es muy dura. Esa parte mala, que está a veces dentro y a veces fuera de ella, pero siempre alrededor, esa que te merma si no te creces, a su vez la ha encasillado en todas esas bajuras, y los que la desarrollamos, tenemos que enfrentarnos a que se nos etiquete a menudo con ellas.

Pero por estas personas nobles, leales, coherentes, comprometidas, y por los avances en ese otro mundo en el que creemos, que conseguimos gracias a ellas, sigo creyendo que, hoy por hoy, me vale la pena.

Y sigo luchando desde ella, porque me permite, más que ningún otro espacio, incidir para cambiar aquéllas cosas que no me gustan, que considero injustas, y porque con ese esfuerzo, también pongo de mi parte para sacarle esas etiquetas, que sólo, sólo a veces, son merecidas. Y que sólo con los hechos podemos tumbar.