21.9.05

Transcripción campaña pro-nacionalidad española de descendientes de españoles


Aquí os transcribimos la campaña que está llevando a cabo el colectivo de hijos y nietos de españoles por el acceso preferente a la adquisición de la nacionalidad española.

At. PSOE:

En nuestra calidad de hijos y nietos de españoles nos dirigimos a ustedes, para que sean nuestros interlocutores ante el Gobierno Central en España y le recuerden al Señor Presidente cuando en su PROPUESTA DE CAMPAÑA dijo:

“Impulsaremos una nueva reforma que amplíe el acceso a la nacionalidad en términos realistas y viables, destierre obstáculos anacrónicos y requisitos temporales innecesarios para su adquisición y recuperación y corrija la persistencia de agravios para situaciones que son equiparables. Los descendientes de españoles de origen hasta segundo grado tendrán derecho preferente a adquirir la nacionalidad española sin discriminación respecto a los nacidos en España.”

Los hijos y nietos de españoles pedimos que esta promesa hecha en campaña electoral, por el hoy Presidente de gobierno español, sea cumplida. Queremos que la nacionalidad española sea otorgada por derecho sanguíneo, en el país de origen de cada nieto (segunda generación) y no por medio de un visado.

La exigencia de residir un año en España, para que se reconozca nuestra nacionalidad española, no sólo es inconstitucional, por violar el art. 14 de la Constitución, sino que además viola tratados internacionales de derechos humanos firmados por España, lo que hace que el Estado español incurra hoy en día en responsabilidad internacional.

En efecto, el artículo 14 de la Constitución Española establece que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”

A pesar de esta clara disposición de la Carta Magna Española, en los hechos los españoles de origen nacidos en el extranjero, no tienen los mismos derechos que sus conciudadanos nacidos en España.

Un ejemplo claro de esta injustificable discriminación en razón del lugar de nacimiento, la encontramos en el Código Civil Español, en materia de transmisión de nacionalidad.

El Español de origen nacido en España tiene derecho a transmitir su nacionalidad a sus hijos sin limitación alguna, en cambio un español de origen nacido en el extranjero no tiene derecho a transmitir su nacionalidad a sus hijos en igualdad de condiciones que sus pares españoles, dado que la ley sólo lo autoriza a transmitir a sus hijos una nacionalidad sujeta a inconstitucionales exigencias de edad y visados.

El hijo de un ciudadano español es Español, no importa el lugar de nacimiento del padre o madre, dado que la propia Constitución impide que se hagan distinciones arbitrarias, entre los nacidos en España y los nacidos en el extranjero, todos los ciudadanos españoles de origen deben ser respetados en igualdad de condiciones y sin efectuar distinciones arbitrarias en razón del lugar de nacimiento.

¿Por qué la ley española “castiga” a los ciudadanos españoles de origen nacidos en el extranjero, desconociendo a lo más sagrado que pueden tener que es su descendencia, mientras que a los españoles nacidos en España, por el contrario, se los “recompensa” reconociéndola?

El principio de igualdad, receptado en el art. 14 de la Constitución Española, implica que no debe negarse a unos lo que se otorga a otros en iguales condiciones. Esto significa que dos españoles no pueden tener un distinto tratamiento por parte del Estado o sus leyes, justamente porque ambos son españoles y tienen los mismos derechos, siendo iguales ante la ley por mandato constitucional.

Toda violación a este principio configura DISCRIMINACIÓN, la cual no solo constituye una grave violación a la Constitución Española que tiene jerarquía superior a toda ley (y en particular al Código Civil), sino que además configura una violación a los Tratados de Derechos Humanos.

Así como ha dicho el presidente del partido en referencia a la ley ansiada por la Comunidad Homosexual, “España es a partir de ahora un país más decente porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros”, los Hijos y Nietos de españoles, les respondemos que nosotros nos sentimos humillados porque la legislación española nos exige un año de arraigo como si de ello dependiera la posibilidad de reconocer nuestra herencia de sangre.

Solicitamos que se reconozca la nacionalidad española DE ORIGEN a los hijos y nietos de españoles, por derecho sanguíneo, SIN DISCRIMINACIÓN EN RAZON DE LA EDAD O DEL LUGAR DE NACIMIENTO Y FUNDAMENTALMENTE SIN EL REQUISITO DE LA RESIDENCIA.

Sólo reclamamos un derecho. Negarle la nacionalidad a los nietos, es negar que existen los abuelos emigrantes, y esto no es así, porque ellos existen y existe su descendencia. Fue en la cultura de nuestros abuelos en la que hemos sido criados y educados.

Finalmente, tengan en cuenta que nuestros abuelos, padres y hermanos, LOS HAN VOTADO PARA QUE SOLUCIONEN ESTE PROBLEMA, SOLICITAMOS QUE EL ACTUAL GOBIERNO CUMPLA CON LO QUE SE OBLIGO EN SU CAMPAÑA ELECTORAL.

Sin más y a la espera de una respuesta favorable, lo saludamos Muy atte.-


Dr. Enrique Herrero Mayor

Prof. Daniel Rodolfo Barreiro

Lic. Juan Manuel Fernández

5.9.05

Una superpotencia tercermundista, por Susana Martin Gijon

En los últimos días el mundo observa perplejo los acontecimientos que se están sucediendo en el sur estadounidense, en el estado de Lousiana, especialmente en la ciudad de Nueva Orleáns.

La catástrofe natural originada por el Katrina ha dado lugar a una situación insostenible que nadie creyó que pudiera darse en un país del mundo desarrollado, y aún mucho menos si se trata éste del que se jacta de ser la potencia mundial más poderosa.

La ayuda humanitaria está llegando muy tarde, con cuentagotas, y es a todas luces insuficiente. La gente se desespera, incapaz de creer que esto le pueda estar sucediendo en sus Estados Unidos del alma. Pero así es. La superpotencia que ha desdeñado siempre la tutela del medio ambiente, que sigue incumpliendo sin remordimientos el Protocolo de Kyoto, sufre hoy las consecuencias del calentamiento global, en forma de una catástrofe natural que hiere su orgullo de nación sin fisuras.

Pero la catástrofe natural es sólo el origen del problema, agravado de forma alarmante por la actitud del gobierno estadounidense.

Miles de damnificados siguen, una semana después, atrapados, en una situación cada vez más desesperada, sin recursos, apenas sin comida ni bebida, y rodeados de cadáveres. Esta situación, lamentablemente, no dista de la que tendría lugar en un país en vías de desarrollo ante un huracán de tales características.

Las declaraciones del presidente Bush no hacen sino contribuir a la desesperanza, basándose en palabras de consuelo y oraciones en lugar de órdenes de rápida actuación y ayuda humanitaria. En lo único que ha demostrado determinación es en la protección a la sagrada propiedad privada y el feroz castigo al pequeño delincuente, expresándolo con la sangre fría que le caracteriza en las palabras de tolerancia cero para los saqueadores.

Resulta incomprensible la pasividad del gobierno central ante las carencias y peligros a que se están viendo sometidos sus ciudadanos. Hay dos teorías, sin embargo, que intentan explicar este hecho, ambas muy distintas, pero igualmente desoladoras.

La primera se basa en que la inmensa mayoría de los recursos han sido empleados en guerras externas, de las que poder sacar tajada en términos económicos, y no se ha reservado nada para un imprevisto similar, dejando ahora sin ayuda a sus propios damnificados. Esto, unido a la incompetencia desde los altos cargos, que no han sabido actuar eficazmente ante un supuesto de estas dimensiones.

Pero es difícil no preguntarse si realmente la superpotencia por antonomasia carece de efectivos para ayudar a su población, cuando países como Cuba, con sus limitadísimos recursos, sí han sido capaces de protegerlos efectivamente.

Quizá la explicación radique en las prioridades de uno y otro tipo de Estado. Quizá si pensamos que lo que realmente importa para el gobierno de GW Bush es la economía, pensamiento ampliamente confirmado por sus actuaciones anteriores, por ejemplo, por los puntos en los que tiene abiertos conflictos en el exterior, entonces, teniendo en cuenta que desgraciadamente las personas que están atrapadas son pobres, y que lo están porque no disponían de medio de transporte para evacuar la ciudad, ya que el gobierno no se molestó en proporcionarles uno, las conclusiones a las que lleguemos sean diversas. Quizá podamos llegar a pensar, por esta vía, que este drama es otra de las funestas consecuencias del neoliberalismo, de la reducción a mínimos del Estado de Bienestar.

Bush ha dejado ver con sus intervenciones que no va a intervenir, que cada uno debe salir adelante por sus propios medios. La ayuda que ha proporcionado es ínfima, centrándose más en la defensa de las propiedades que han quedado que en la de las vidas humanas que aún corren peligro. Así, la idea que se nos está enviando, por cruel que sea, es la de la no implicación del Estado, que asume roles cada vez más individualistas, y que deja en manos del ciudadano su propia protección, para lo cual, muy amable de su parte, le da todo tipo de facilidades para hacerse con un arma.

En fin, la cuestión queda así planteada: ¿ineficacia y mal uso de los recursos, o premeditada pasividad conforme a la doctrina del más puro capitalismo? Ambas teorías son igualmente poco halagüeñas, menos aún cuando recordamos el poder mundial de que goza este país. Por desgracia, me inclino a pensar que ambas han confluido en la agravación de la situación actual.
Susana Martín Gijón